Monday, February 18, 2019

Celebremos nuestras pequeñas victorias




Tras cuatro años de que vendi mi carro y mi apartamento para así poder costear mis estudios canadienses, finalmente hace casi dos meses me compré mi primer carro en Canadá. No lo podía creer. Me sentía en una nube de felicidad el día que lo saqué de la concesionaria. En un abrir y cerrar de ojos el crudo invierno se hizo más cálido. Dudé mucho en postear fotos. No quería alardear de este logro, más aún cuando en mí país, Venezuela, mis compatriotas viven la peor crisis de nuestra historia.


Siempre pienso en mi familia, en los amigos que dejé atrás y aún viven en Venezuela e incluso en aquellos que desconozco y caminan largas travesías dirigiéndose a otros países, en búsqueda de un mejor futuro. Finalmente llegué a la conclusión de que a pesar de que quisiera hacer más por los míos, debo seguir viviendo y celebrando todo aquello que me he ganado con el sudor de mi trabajo, a veces trabajando de lunes a lunes.


Hoy quiero llamarlos a festejar nuestras pequeñas victorias como inmigrantes. Esas victorias como aprender otro idioma, obtener nuestro primer trabajo, amueblar nuestro primer apartamento, comprar nuestro primer carro o vivienda e incluso ayudar a los que dejamos atrás económicamente. Al principio vemos todo cuesta arriba. En lo particular, cuando llegué a Canadá hace cuatro años me atemorizaba trabajar hablando otro idioma ajeno al mio, hoy en día soy reclutadora de personal y mi herramienta de trabajo es el inglés.


Todos esos logros son el motor que nos mueve a seguir adelante. Siempre lo menciono en mis posts: en la zona de confort no se triunfa. Ese salto de fe llamado inmigración aterroriza, pero a veces las situaciones más difíciles nos elevan a un lugar mucho mejor. Hoy les quiero decir: ánimo que sí se puede y el equipo gana!


También los quiero llamar a ser agradecidos. Así como festejamos nuestras pequeñas victorias, no olvidemos agradecerle a Dios y a todos los que nos han ayudado a alcanzar nuestras metas. Ser agradecidos es la manera más fácil de ser felices. Nos ayuda a concientizar lo que tenemos y a dejar de padecer por aquello que no hayamos alcanzado, ya sea desde el punto de vista material o personal.