Monday, July 16, 2018

El respeto hacia ti y los demás como inmigrante

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¿Quién no ha escuchado aquella frase de que emigrar es saltar al vacío? Si, es popular, super cliché y certera porque ciertamente es un salto de fe. Este salto al vacío a veces suele venir acompañado de una caída vertiginosa. Quizás antes era gerente, famosa o simplemente eras una persona común y corriente con cierto nivel profesional.... Estabas acostumbrada a cierto nivel y a ser tratada de acuerdo a ese nivel. Tocó empezar de cero y pasarte el suiche. Tocó aprender a reaprender. Tocó entender que todos somos iguales y el respeto se gana. Precisamente de eso, del respeto hacia ti mismo y los demás, hoy les quiero hablar.

Cuando recién emigras ves como un panorama lejano el poder despegar. Todo parte de pequeñas victorias: tu primer trabajo, sueldo, obtener la licencia de manejar y quizás estudiar en otro idioma y obtener un nuevo título universitario. Poco a poco te vas ganando el respeto de otros. Entender que quien fuiste quedo atrás requiere de mucha resiliencia y humildad.

En lo particular, mi primer trabajo en Canadá fue como agente bilingüe de un call center, como lo comenté en un post anterior. Durante esas llamadas me gritaban, amenazaban y decían cosas horribles todos los días por cosas tontas como que no recibieron servilletas en el restaurante que visitaron. En Venezuela era periodista de El Nacional y pasarme el suiche no fue fácil. De entrevistar celebridades latinoamericanas ganadoras de Grammys o actores latinos en Hollywood, pasé a escuchar quejas. Sentía que había retrocedido y me sentía tan mal conmigo misma. Es increíble, pero cuando ya tenía casi ocho meses en ese trabajo, el día que entendí que no debía sentirme avergonzada, al contrario, sentirme orgullosa de mi por haber aprendido a reaprender, apareció una nueva oportunidad laboral maravillosa y considerablemente mejor.

Es muy fácil decirlo y difícil ponerlo en la práctica. Quien eras y lo que tenías quedo atrás. Ahora solo quedas tú. Ahora toca construir una mejor versión de ti y sin temor a equivocarme diría que es más fácil construir en lo profesional que en lo personal. Verse al espejo sin títulos, sin posesiones y sin una red de apoyo familiar a tu alrededor (si emigras solo), es un ejercicio sumamente complejo. En este sentido, recomiendo como herramientas que me han servido y no digo que me sirvieron porque después de tres años y medio de haber emigrado sigo construyendo mi nuevo yo, enumero el ejercicio físico y la meditación. Quizás hay cosas que siempre quisiste hacer y nunca la hiciste porque estabas muy ocupada en ser la periodista, el abogado o el ingeniero. Por ejemplo, aprender otro idioma, cómo se prepara tu plato favorito y cómo extender hasta el final de la quincena lo poco que ganas. Si, aprender a ahorrar. 

Hoy, miro con mucho más respeto a quienes ejercen trabajos menores. En países como Canadá o Estados Unidos ocurre que esa señora que limpia en una feria de comida o que te sirve en un restaurante probablemente en su país era abogada. Probablemente esa señora el día mañana sea gerente o simplemente descubrió que se cansó del estrés de ser ejecutiva y se convirtió en maestra de yoga porque en su tiempo libre como inmigrante se dedicó a hacer cursos para hacer lo que siempre quiso hacer. 

Mi consejo personal es que una vez que logres despegar y estés arriba no pierdas el norte. Algunos después que despegan no quieren saber nada de los que van comenzando. Si no los quieres ayudar es una decisión personal, pero no seas quien los menosprecies. Esas personas están librando la misma batalla que quizás tú ya olvidaste porque hace mucho comenzaste este camino como inmigrante. Trata a los otros como quisieras ser tratado. Las buenas acciones nunca restan, siempre suman. 


Sunday, April 1, 2018

Mete los binoculares en la maleta




"Ningún viento es favorable para quien no sabe a dónde va". Esta reflexión del filósofo Seneca creo que es muy oportuna en cualquier circunstancia, pero aún más a la hora de emigrar. Traigo este tema a colación después de haber leído un artículo escrito por el bestseller y motivador Tony Robbins, quien dice que ningún plan puede ser exitoso sin una visión. Tras leer ese artículo, me pregunté si en mi proceso migratorio aún tengo una visión o solo estoy viviendo el día a día.


Esta pregunta muy personal, me llevó a pensar en mis compatriotas venezolanos en el exilio. La analogía vino a mi mente porque con frecuencia leo noticias de venezolanos que emigran sin un plan definido y que cuando les preguntan que harán en el país al que emigrarán, responden con un "allá veré" y las consecuencias han sido terribles, lamentablemente.    


En lo particular emigré a Canadá con metas a corto, mediano y largo plazo. Maduré este plan por 3 años y ¿saben qué? Esos planes o estrategias las he tenido que cambiar mil veces. A pesar de que investigues, lo cual hice y es primordial a la hora de emigrar, en mi caso cuando llegué a mi destino, entendí que mi plan no era perfecto. Cada caso es distinto, lo que funciona para uno quizás no funciona para ti o para mí. Por supuesto, estos casos siempre serán una referencia, pero no son una regla.


¿Un día a la vez?


En cierto punto de mi proceso migratorio pensé que lo mejor era vivir un día a la vez porque mientras yo hacía planes la vida me llevaba por caminos distintos. El vivir un día a la vez me permitió en efecto no desesperarme al no ver resultados inmediatos. Los resultados de este proceso migratorio toman tiempo, sin embargo, si no tienes una visión a largo plazo pierdes la motivación. Lo cual me paso varias veces.

Por ejemplo, mientras eres estudiante en este proceso migratorio: te planteas un primer trabajo o alquilar tu primer apartamento. Eso está muy bien, pero esa no es la visión. En este sentido, si eras ingeniero en tu país y conseguiste un trabajo en una tienda mientras estudiabas y obtenías tu residencia permanente, es excelente. Ahora bien, ¿cuál es la meta final?  Lo ideal es plantearte una visión que justifique todos los sacrificios que estás haciendo ahora. En este sentido Tony Robbins dice que todo plan tiene propósitos y una meta final. Para lograr lo que quieres tendrás que saber lo que deseas con claridad y luego tu cerebro te ayudará a encontrar las maneras. “Claridad es poder” explica Robbins.   


Tendrás que modificar y reditar tu plan migratorio mil veces. No hay nada de malo en ello. No te preocupes, poco a poco todo cobrará sentido y se te abrirán puertas que no esperabas. Irás moldeando el plan y mejorándolo. Ahora te invito a pensar en la ciudad que quisieras vivir de ese país al que emigraste, tu trabajo soñado y analiza qué estás haciendo hoy para lograr este plan.  

Sunday, January 7, 2018

Cambio de piel





Emigrar significa cambiar de piel. Es algo así como renacer como el ave Fénix. Esta teoría me la explicó hace cinco años atrás el psiquiatra venezolano Harry Czechowicz, autor del libro ¿Me quedo o voy? Psiquiatra a quien tuve la oportunidad de entrevistar para El Nacional y quien emigró a Toronto, Canadá y luego decidió regresar a Venezuela. Durante esta entrevista él me comentó, "si yo pudiera sentarme y tener una conversación con el Harry que yo era antes de emigrar quizás tendríamos una gran discusión." Inmediatamente, le pregunté ¿por qué? Me dijo: "porque emigrar implica olvidarte de quien eras, estar dispuesto a trabajar en algo totalmente distinto a lo que dice tu título universitario, reinventarte y eso requiere de mucha resiliencia".   

A casi tres años de haber dejado atrás Venezuela, pienso que Harry no podría haber estado más acertado. Quizás si yo pudiera volver atrás en el tiempo también la antigua María tendría una discusión con la que soy ahora. Soy periodista con maestría en comunicación organizacional de la UCAB y trabajé 9 años en distintos medios de comunicación en Venezuela. Hoy, mi vida profesional no puede ser más distinta a lo que solía ser. En Winnipeg, Canadá hice un postgrado en mercadeo. Cuando terminé mi postgrado juraba que ya tenía todo resuelto y no pasaría trabajo como el común denominador de los inmigrantes debido a mis estudios canadienses. ¡Error! Aquí toca comenzar de cero sin importar tu experiencia profesional o tu educación universitaria. 

Mi postgrado en mercadeo me mantuvo muy ocupada por un año. Estuve muy preocupada por aprender acerca de esta área que es muy distinta a mi profesión, aun cuando trabajemos de la mano. No trabajé mientras estudie porque el programa era full time e implicaba mucha dedicación. ¡Segundo error! En Canadá necesitas experiencia en el país para poder optar a cualquier cargo profesional, sin importar quién eras en tu país. Al terminar mi postgrado apliqué a muchos trabajos profesionales y no me llamaban para ninguna entrevista. Decidí aplicar a un Call Centre como agente bilingüe (Ingles/Español), dije: “bue en algún lugar debo comenzar ¿cierto?”  

El Call Centre fue un gran aprendizaje personal. Por encima de todo me enseñó mucha humildad, además de mejorar considerablemente mi fluidez en inglés. Sin embargo, fueron ocho meses muy duros. No sé cuántas veces me pregunté ¿qué hice? Yo era alguien en mi país y vivía bien. Lloré mil veces en mi escritorio. No quisiera entrar en detalles, pero puedo resumir que este empleo requiere trabajar la paciencia porque todos los días recibes: insultos, gritos, etc. Mas allá de lo malo, quisiera destacar lo que me llevé de este empleo: conocí gente maravillosa, hoy en día valoro enormemente mi nuevo trabajo y el empleo en el Call Centre me dio los puntos necesarios para aplicar a la residencia. 

Desde hace cinco meses trabajo como reclutadora de personal. Nunca pensé trabajar en recursos humanos, pero ¿saben qué? ¡Es hermoso! Mi trabajo consiste en entrevistar y contratar intérpretes y traductores. Contrato todos los días a inmigrantes como yo y me siento feliz de darles trabajo. 

Siempre me definí como periodista, antes que nada. Hoy creo que esta es una parte importante de mí, pero soy mucho más que periodista. Emigrar me ha hecho conocerme más a mí misma y entender que soy capaz de hacer muchas más cosas de las que pensé. Por ejemplo, yo pensé que era nula en la cocina y hasta la ensalada se me quemaba, ¿saben qué? ¡Hoy cocino y delicioso! Anteriormente menospreciaba a las mujeres que iban a los gimnasios y se mantienen fit. Aqui bajé 14 kg y descubrí que ejercitarse es mucho mas que lucir en forma: no solo te sube el autoestima, también te ofrece una paz enorme. En esta lista de cambios puedo sumar que en Venezuela yo solía decir que no escribía una sola letra sin que me pagaran y aquí en Canadá hice voluntariado por un año y lo amé. Somos más de lo que pensamos y por encima de todo más fuertes de lo que pensamos. Inmigrantes no se rindan: sí hay luz al final del túnel, solo que como diría el poeta Antonio Machado: "Caminante, no hay camino, se hace camino al andar".  A lo cual yo añado: En la zona de confort no se triunfa. ¡Animo!